sábado, 18 de diciembre de 2010

Un Comienzo

Aun con el rumor vacilando en los labios, entre estelas de la espuma de mar acariciando los cabellos. Asi desperte entre las


marismas de un sueño altergado, entre los pliegues de una piel embravecida.


Estaba intoxicado en la misma presencia de su ausencia, añorando el descanso de mi cuerpo, respirando la esencia de un perfume


mezclado en el viento, entre los aromas de cafe y el amanecer calentando las sabanas.


Reverberando mi cuerpo, desayune en la soledad de mis pensamientos, entre las hojas garabateadas de poesia, de prosa que sangraba


desde mi alma. Respirando la libertad de aquel espacio en las alturas de la ciudad donde el viento respiraba las historias


que amanecian.


El cafe recien hecho alimento mi cuerpo, y en la voragine de su negrura veia los sueños lascivos de la noche, dibujandose, extasiando


el subconciente, entre aquellos cuerpos errabundos que dejaban su esencia entre mis sabanas.


Solo fue ante aquella femenina presencia que desperte a la propia consiciencia. Desnuda en el dintel de la puerta de mi alcoba,


mostraba su cuerpo moreno con el orgullo de los años, consciente de su propia belleza.


Le sonrei abiertamente sin el cansancio de las horas, y aunque mi cuerpo gritaba por descanso y buenos tratos, le extendi mi mano


al tiempo que encendia un cigarro.


Aquella escena en silencio, enredados en el amanecer del dia, a la intemperie de mi balcon con la ciudad debajo dominando nuestros


actos, era la libertad del cuerpo, lo sensual de aquel momento, que de tan efimero se volvia eterno.


Ella camino con lo sensual de sus pies descalzos en la inmesidad de su desnudez, sonriendo la marisma de sus sueños, entre el enredo mismo


de los cabellos arremolinados. Se sento con las piernas abiertas sobre mi falda, tomo un sorbo de mi cafe y dio una calada al cigarro.


Mirandome con sus ojos negros, indagandome, hurgandome el alma como la vispera habia indagado mi cuerpo.


Desprendimos nuestro sexo en aquella misma esencia de lo publico, en la suavidad de besos cargados de deseos, de sueños, de amaneceres


inciertos. Estasiados estallamos los dos, en el sudor perlado ante el sol, que testigo de los dos, encendio aun mas la mañana, tirando


de las nubes que impedian su vision.


Fue disfrutando el silencio de aquel desayuno escaso y puto de pasion donde la realidad golpeo nuestra consciencia. El ruido del exterior acusaba


la diacona vida que nos llamaba. Nos mandaba a la oscuridad de nuestras realidades.


Hubo palabras? no lo se, cada uno en sus pensamientos, mi ultimo recuerdo fue un beso tierno en los labios, mientras vestia su


cuerpo en una suave vestido tornasolado, yo miraba al balcon y la ciudad que bullia debajo, prendi un cigarro y mientras sentia el perfume


escabullirse por la puerta, di una calada profunda, dando mis condelencias al momento que moria.


No era raro pensar en las premoniciones que se conjeturaban. no habia pasos mas alla de aquellos y con suerte alguna reliquia


olvidada asentaria el recuerdo de aquella gacela que huia a su vida cotidiana y dejaba a este escritor sumido en sus pensamientos


en la prosa sangrante de mis venas, que goteaban la tinta de amores tan prohibidos como permitidos.


Era asi la vida misma, y sin sumirse en la melancolia asiaga ni en las vueltas melancolicas extendi mi mente hacia el lado mas oscuro de mis pasiones, plasmandola en letras de tinta y oleo.


Un lienzo sobre la pared ahora encarnaba mi ira, quizas mis ansias o mi deseo. El pincel que sangraba oleos y salpicaba mi cuerpo


parecia endemoniado en mis manos, encarnando lso fantasmas de un pasado y los demonios de un presente.


Nunca fui un artista, alguna mente enferma del otro delado del oceano consumia la basura melancolica que mi mente creaba y eso


habia hecho que unos años antes decidiera volverlo un trabajo de tiempo completo. Eso llevaba que de vez en cuando


mi propia psiquis se embarcara en temblorosos tuneles, buscando la propia esencia de la mente humana, lo mundano del alma,


lo impuro de cada uno de nosotros, de aquellos deseos que se esparcian en las sombras de nuestro subconciente, reservado para


aquellos que solo perdian el temor de lo incierto.


Mi editor estaba contento con mi trabajo, despues de todo nos habia permitido a los dos sobrellevar las vicisitudes economicas sin sobre saltos.


Yo ahora era un artista, raro artistas que se mecia entre la dualidad de una vida que no siempre habia sido la misma. entre la frialdad de los negocios,


el conocimiento frio y calculador de lo logico, las pasiones de los cuerpos y la prosa perdida en versos tan amargos y especiados como cada bocanada de aire


que expelia mi cuerpo.


Al mediodia estaba mas que agotado. El frenesi habia quedado atras y estaba derrumbado en el sillon, mirando de reojo el lienzo terminado a unos pasos


y un sin fin de hojas manuscrito apiladas sobre una mesa de cafe que acusaba limpieza.


aun desnudo me estire para alcanzar mi telefono celular y marque el numero de mi editor.


- Decime que...- Dijo la voz del otro lado apenas atendio.


- Termine.- Dije sin mas.- solo falta pasarlo.


- Genial!! PERFECTO!!.- Exclamo en un jubilo que me molesto, aunque entendia que solamente era mi cabeza rota y cansada la que hablaba.- Ya llamo y hago todo. Vos estas bien?.


- Como siempre no te preocupes.


- Ok Cuidate en un par de horas estoy ahi y vemos.


- Ok.


Colgue el telefono y me sumi en un sopor profundo. Eliminando los rastros de aquellas melancolia rara que se apoderaba de mi. Donde el recuerdo de los cuerpos, las esencias, las risas compartidas,


volvian a mi cabeza acusandome de soledad y vacio.


Casi de immediato el se presento de nuevo. Con su mirada burlonamente sarconica, su blanca camisa impecable y su corbatin negro. Los zapatos despedian un brillo casi sublime y en sus ojos se desprendia


la misma burla ironica cargada de un inteligencia que me hacia helar la sangre.


- No quiero ningun comentario esta vez. Ya no. Estoy cansado. - Le dije cerrando los ojos, dejando que el agotamiento abarrotara mi cuerpo.


- No voy a decir nada Juancito. No. En realidad. No tengo nada para decir. Sabes bien lo que pienso ya a estas alturas. Tu trabajo es bueno. Pero tienes que parar. Hay otras cosas que tenemos que hacernos cargo.


- Lo se. Dame tiempo. Esto... esto es mejor.


- No, no lo es.


- si. que estes de acuerdo o no, realmente no me importa. Tenemos que hacer mas cosas juancito. Estos caminos te estan matando por dentro.


- Y vos que sabes, no sabes como me siento.


- Juancito. Si eso fuera cierto yo no estaria aca.- Dijo con su mirada que pasaba de la burla a la pura condolencia.


Lo odiaba. Odiaba a ese particular personaje de mi vida. Y cuando se sento a mi lado y puso una mano sobre mi pierna a modo de consuelo senti la repulsion de mil vidas invadirme.


- Ya no puedo hacer lo que vos queres.- Le dije levantandome de un salto.- Ya no. No soy el mismo. Esta es mi vida ahora.


- Esto es un tiempo nebuloso. nada mas que eso. Pronto. Pronto sabras que no hay nada mas en vos mejor que la misma esencia que nos llevo hasta aca. Te necesito de vuelta. Te necesitamos de vuelta.


Me di vuelta y lo mire con ira. Sabia donde iba, sabia cual era su as.


- Todos te extrañamos. Pero ella mas.- Me dijo soltandome las palabras con pausas.- Ella aun te espera.


- Ella no existe!.- Grite.- nunca existio!.


- Aun asi te esta esperando. Te necesita. Al igual que todos nosotros.


- Ya no puedo, lo entendes?.- Abri mis brazos dejando mi desnudez y lo flaco de mi cuerpo mostrarse pleno.- Mira lo que soy, la sombra de lo que era. Una puta sombra. Ya no tengo las fuerzas de antes.


- Pero sigue adentro tuyo. No escuchas el llamado? No es por eso que te moris de melancolia. Te haces mierda en cuerpos insensatos, en alcohol, en esta vida de mierd que elegiste?. Aceptalo, no vas a poder


cambiar lo que sos. Y vas a morir evitandolo.


- No puedo. Ya no.- Dije rompiendo en un llanto que desgarraba mi cuerpo y mi alma. Me acurruque en el piso, hecho un ovillo.- Ya no puedo.


- Pero debes.


El sol de media tarde entro por mis ventanales y me encontro vulnerable en el piso de mi departamento. Llorando en la soledad de mis pensamientos, en los laberintos que parecian insondables y a la vez


tan obvios. Esta lucha entre lo incierto de mis pasos y la seguridad de mis designios. Esta mente que me consumia la misma vida y parecia acusarme de mil errores, de mil cuerpos de excesos de escapes.


Sabia que mi alma se retorcia entre las tinieblas de un infierno profundo. Ella me esperaba. Y aun asi. mis errantes pasos no la habian encontrado, en esta soledad mi vida incompleta, todo parecia Caos.



jueves, 7 de octubre de 2010

Extracto- Años despues

No sabia el tiempo que habia pasado, el frenesi de las semanas, las giras, publicaciones, voragines que me consumian en tiempo y forma. Mi publicista corriendome por cada pasillo de cada hotel, las corridas por los aeropuertos porque se retrasban lso vuelos y habia conferencias que asistir.


Todo aquel tiempo habia sido un caos. Desde el mismo dia que habia puesto el punto final a mi obra, el tiempo parecia haberse consumido en solo instantes de prensa, alcohol mujeres y lobby.


Ahora sabia que el dinero no importaba. Fluia como un rio que no parecia fin, cada nota de radio, de television hacia que mi humilde publicista se tornara verde de dinero.Y llegaron los autos, las casas, las fiestas, raros momentos de inspiracion que estaban dando forma a la continuacion de mi saga.


Y aun asi, me sentia tan vacio como tantas otras veces. Recuerdo que estaba en Madrid. Hacia tan solo unas horas que habia terminado una conferencia en el cafe "La buena vida", una libreria de vanguardia a pocos pasos del palacio real, donde con otros autores y artistas estabamos presentando el tour " Arte lo mundano de lo clasico". La realidad que me aburria mucho hablar una y otra vez de mi libro, de mis obras pasadas ( que habilmente mi publicista habia recopilado de las notas mias y armado antologias perfectas generando un mito atras mio tan grande que apenas si lo podia creer. Se sentia orgulloso de eso, sin dudas) y de inhospita aparicion en los medios, tan subita y rapida que habia sido catalogada de exito momentaneo. Pero para calmar los buitres de la critica luego de mi primer novela dos mas salieron con el mismo estilo particular que la hacian ser amada por los artisitas.


La verdad no habia vuelto a escribir ya en un año, al menos nada que fuera terminado y digno de publicar, eso parecia inquietar un poco a mi (ahora unico y mejor amigo, Ricardo) publicista. Solo habia escupido de la galera y el debate mental de mi cabeza 4 piezas de literatura gruesas como la biblia, y por lo visto mundialmente aceptadas. Pero ahora estaba en un punto muerto. Nada parecia inspirarme y a colacion nada parecia en realdiad entusiasmarme como para escribir sobre ello, aunque conmigo viajaba un bolsa llena de anotaciones y papeles, fotos, postales, cartas y demas que habia considerado prudente guardar.


Esa noche, saboreaba un vodka con hielo, en la oscuridad de mi habitacion, con tan solo la luz del palacio real de Madrid lanzando sus llamas blancas sobre la alcoba del hotel.No era fortuito para nada esa locacion, por alguna razon que aun no habia podido dilusidar y menos aun comprender del todo, mi fama y mi cuenta bancaria se habia disparado hacia las nubes. La voragine desde los ultmos años, desde aquellas noches bocetando cuerpos en mi departamento de argentina, parecian distantes, perdidas en los recuerdos de mi cabeza.


Muchas cosas habia pasado, y cuando mire mi pasaporte casi 4 años despues no podia creer la cantidad de sellos y visas que lo adornaban. habia recorrido casi la mitad del planeta, invitado a convenciones, conferencias inclusive de cine y teatro, y se me acercaban ilustres personajes, gente la cual yo admiraba antes en un televisor de 20'' en mi habitacion, a hablarme de sus nuevas obras y ver si queria leer y corroborar los libvretos


Siempre habia soñado con esa fama que ahora disfrutaba, y ahora parecia aburrida, vacia.


Con un cierto desgano me saque los zapatos y prendi el equipo de audio. Un poco de jazz quizas alimentara mi alma, no lo habia hecho en los ultimos años, aun asi era la rutina de mi vida y faltaba una parte de mi si no lo hacia. Mientras charles mingus ambientaba con su sutil cacofonia la habitacion, llene mi vaso de nuevo y derrumbe mi cuerpo sobre el sillon de tres cuerpos que dominaba la habitacion.


Aun podia sentir el ruido de la muchedumbre haciendo sus preguntas, pidiendo que autografiara las portadas de sus copias, las mujeres que se avalanzaban sobre todos nosotros, los 4 nuevos artistas de fama. Pero cuando cerre los ojos la imagen se dibujo diferente, entre la muchedumbre de mi imaginacion y el bullicio ella estaba alli, tan oscura y brillante como su fiel recuerdo,aun despues de años podia sentir las palabras pendientes de un cuerpo tan anhelado como distante. Los amaneceres perdidos en musica de guitarra, y voces distantes.


Llevaba aun las marcas en la piel de mi recuerdo. Sabia que ella tambien las llevaba, como tatuajes eternizados en lo profundo de nuestros sueños. y aun cuando los años habian pasado, y las amantes se habia multiplicado en compartir mi piel. Aun podia sentir en mis manos la pluma que tatuaba su piel con mis palabras, el aliento que se eternizaba tibio en nuestras bocas. Esas risas desnudas en los amaneceres sin tiempo. Eran epocas perdidas alli donde tan solo mi poesia se escribia en musas dispares, antes de ella sangrante.


Y tenia el grito ahogado en mi garganta, queria encontrarla, sonreirle y darle todo, pues despues de su partida, de la esencia , de su perfume fue que garabatee las reseñas que me habian llevado hasta esta habitacion de hotel en Madrid. Queria comentarle como las palabras nacian de mi despues de ver la puerta cerrarse y dejar tan solo las marcas de su fuego. El frenesi de los dias inspirados, las noches de insomnio, el revuelo de hojasy el caos que se habia desatado en mi vida. La voragine consumida de una musa que ahora, estaba perdida en un mundo.


Mi agente lo sabia. sabia que mis libros, mis primeros libros se habia escrito con la sangre en tinta de ella. Y que ahora estaba agotada igual que mi cuerpo. Y que mi cerebro apenas si podia rimar dos palabras, o articular unaa frase en los blogs que mantenia.


Con eso en mente habia lanzando una cruzada sin reparo de gastos, a espaldas mias o asi lo creia. En busca de mi esencia y de aquella mujer que la tenia en su alma. Pero no habia pasado nada en casi un año. como engullida en la misma voragine que me consumio a mi, ella era un fantasma de mi pasado.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Bocetos Corporales - Borradores

Se vestía como lo que era, En su estilo más oscuro, la máxima expresión de la inocencia perdida y a la vez tan deliciosamente deseable.


La conocí en uno de esas sectas literarias, y la realidad es que salvando mi pinta de desquiciado novelista no pude entender porque se acerco.


La discreción de una charla trascendental, en un grupo tan jodidamente aburrido que no podía contener mis bostezos. Alguna novelita política en la mano que me cuesta recordar su nombre, típica novela argentina con ese hermoso sentimiento de "NO OLVIDEMOS QUE SOMOS REPRIMIDOS". Casi grabado en la cabeza de todos los argentinos y me atrevo a decir sudamericanos.


Obviamente era el centro de todas las maldades, miradas y comentarios, tachado de facho, derechista y cualquier otro tipo de adjetivo similar. Me divertía. Esos "zurditos" con sus teléfonos de ultima generación, hablando de socialismo y anarquía. la verdad me producían esa extraña sensación de idiotez acumulada. Políticamente hablando mi alineación era un NI constante, básicamente, y llevado a un regla de vida yo llevaba tatuado en la frente él, no me importa que hagan si bien no me jodan demasiado. Consiente que, en realidad, mi humilde humanidad poco serbia para los cambios sociales que este grupo literario de café americano pretendía exponer.


Esa tarde en cuestión, el tema rondaba en lo mismo, un Fidel desarrapado y viejo había dado su discurso y había desatado un amarillismo terrible alrededor del. En su momento Pino solanas Contaba con mis más sinceros respetos. Su arte y su obra me gustaba, me interesaban, y su enfoque practico, a veces claro demasiado inclinado a correrías comunes. Este era uno de sus casos y había en este loco grupo de psicoanálisis barato, desatado un sin fin de cruces, claro la mayoría con este seguro servidor, que, como se ha dicho se mostraba más atento a abrir una brecha literaria de los temas trilladamente políticos.


Aburrido me puse a mirar mi correo en mi teléfono. Hastiado en realidad, y me hubiera ido de aquella reunión rara si no fuera porque sabía, que controversia o no, esos niñitos postergados del capitalismo comprarían mas adelante mi libro y me harían fama con sus críticas destructivas, aparte, claro está de la inmensa cantidad de feministas que, a boca de jarro defendían sus derechos y luchaban con el machismo y después dejaban entrever las naturalezas mundanas en mi departamento.


Todo claro tenía un porqué. Alguna vez una amiga mía me había dicho "No das puntada sin hilo" lo cual era extremadamente cierto. Después de todo, para eso vivimos verdad?.


Pero aquella mujer oscura, en el rincón de esa habitación que apestaba a moho, faso e ideas de inodoro. Había llamado mi atención desde el primer momento que la había visto.


Vestía de negro, toda de negro, quizás algún detalle plateado en su campera de cuero y la estrella de pirsin que rodeaba su oreja y su nariz aguileña y refinada. Unas medias de red, destruidas y negras envolvían unas piernas largas y sensuales, que ahora cruzadas, dejaban ver el nacimiento de sus glúteos. Su pelo negro estaba suelto y mostraba a contra luz el detalle de un violeta apagado en los mechones de su frente. Tenía la mirada baja, ojeando un viejo libro de Benedetti que algún nerd social había dejado olvidado seguramente de las charlas pasadas. De vez en cuando sorbía una taza de lo que a mí me parecía café y allí podía vislumbrar unos ojos profundamente negros, tan oscuros que incendiaban mi alma de una luz particular. En sus manos, delgadas se podían ver los atisbos de unos tatuajes que más tarde me daría cuenta que adornaba el dorso de su mano y antebrazos.


La observe desde el principio, en cada discusión, en cada charla, desde que había comenzando. Había estudiado sus preferencias ante un tema, pero nada pareció inmutarla en todo el coloquio. No se sobresaltaba, no asentía ni negaba. Ocasionalmente miraba alrededor, como dando conciencia a su cerebro del lugar en donde estaba y se hundía de nuevo en la lectura, incólume si el resto estallaba en quejidos ante alguna frase "capitalista" armada por mí.


Todo parecía raro para mí en esos instantes. Porque no fue hasta que me levante del sillón donde me había arrojado plácidamente, que aquella extraña criatura, mostro algún signo de vida.


- Señores.- Dije haciendo una pequeña reverencia hacia los caballeros que seguramente tenían ganas de ver mi masa encefálica salpicada en la pared .- Señoritas.- me agache aun mas pero procurando mirar a los ojos a la coordinadora de aquel grupo que hacia un tiempo compartía las eventuales noches de soledad.- Este caballero capitalista se va su mundo infernal a seguir consumiendo si no les molesta.


Entre los "anda a cagar", "puto", "chau loco" y demás saludos banales, me prendí un cigarrillo con una mueca burlona. Levante la mano salude a todos y me perdí en el pasillo de aquella vieja casona.


No había dos pasos cuando esa mujer abrió la puerta detrás mío y paso a paso ligero pero decidido por al lado. Pensé en seguirla pero en ese momento sentí que una mano me tomaba el hombro.


- Te vas sin saludar cómos es debe lo sabías no?.- Dijo un voz más profunda y tremendamente cargada de las intenciones que bien sabia.


Me di vuelta con una sonrisa. Anita, la coordinadora se paraba frente mío como la sensual profesora de literatura que era. Alta, de tez morena, más bien un café con leche, su pelo corto como distintivo de su feminismo ultra mentiroso, todo ella era una gran mentira y quizás una gran tesis para contrarrestar muchas charlas y peleas que se habían dado momentos antes en aquella habitación. Aun así, ella lo sabía y por eso siempre me sonreía lacónicamente, tratando de hacerme entender con métodos que decían justamente lo contario del porque de sus puntos de vista.


Técnicamente yo era lo que toda mujer belicosa odiaba. El exponente de un machista misógino (aunque no soy tal vale aclarar al público en general) que usaba a las mujeres como vinculo perfecto entre la prosa y la carne. Aunque mis charlas con aquella diosa literaria eran intrigantes, desafiantes y más de una vez había provocado la ira de esos ojos verdes, el hecho que siempre fuera después del sexo, provocaba dentro de todo unos paradigmas morales. Después de todo, como atacar a un polígamo empedernido cuanto te encuentras desnuda sobre su pecho?.


- Esperarías esas cosas de mi?.- Dije poniendo una mano en mi pecho, cara culpable a medias con alguna mueca perdida de burlona latencia.


- y ... Digamos que no te destacas por lo cortés y los modales.


- Cierto pero aun conservo un poco de caballerosidad metida en alguno de estos bolsillos.- Dije palpando los bolsillos de mi saco negro.


- Esa cosa vieja que no te sacas ni para dormir? Dudo.- Se acerco y me beso suavemente en los labios.


- Mentirosa.- Balbucee entre sus labios.- Sabes que el pobre a estado muchas veces en el piso descuidado.


- Demasiadas. Muchas más de las que yo pude ver.- Puso sus palmas en mi pecho y se alejo unos pasos. sonrió suavemente, dejando ver unas ínfimas arrugas en la comisura de sus labios.- Nos vemos mañana entonces?.


No dije nada tan solo dirigí una mirada una leve sonrisa y me di vuelta. Lo bueno era que no necesitaba muchas palabras con aquella mujer, después de todo, los martes a la noches era el único día que podía fingir una clase de posgrado en la capital y justificar a su esposo las llegadas tardes y quizás el alcohol en su aliento, argumentando que había salido a cenar con algunas de sus compañeras como usualmente hacia. Claro que entre un posgrado sobre literatura Española y Sudamericana y un Merlot decantando en su copa leyendo Tolstoi desnuda sobre el sillón de mi casa, mientras yo recorría el camino de sus largas piernas, era una pequeña diferencia de interpretación de la cultura general.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Bocetos Corporales - En el amanecer de su cuerpo.

Ella dormia, reposando su rubio cabello sobre la almohada. Respiraba tranquila sumida en sueños tranquilos. Una sabana blanca tapaba su cuerpo desnudo que se iluminaba con las primeras luces del amanecer. Era la hora perfecta y mi lapiz dibujaba sus curvas suaves con la dedicacion y el recuerdo de la noche, en esa atmosfera tranquila de sus respiracion y el rozar contra el papel como armonica melodia.

Guie mi mano en cada curva, en cada pliegue y fotografie los detalles de sus tatuajes que no habia tenido el placer de analizar en la vispera.

Sorbi un poco de cafe recien hecho, comtemplando y disfrutando el momento, ese silencio del despertar, tan solo mirandola alli, tan tranquila. Tan desconocida y tan cercana a un mismo tiempo. si recordara su nombre quizas el boceto de su imagen serena llevaria titulo. Pero su nombre en ese momento era pagana para mi y yo me alimentaba de su nombre con cada parte de mi ser.

Despertala hubiese sido cruel y mirarla era una bendicion. Errante como siempre mis pasos parecian encontrar en su esencia un sentido y un camino, mundano como la vispera, secreto como el amanecer.

Sali de la habitacion en silencio y cerre la puerta detras de mi. El comedor de mi departamento auguraba la etapa de mi vida, el eterno bloqueo, las ideas vagas y perdidas, los bocetos arrojados por doquier, las fotografias pegadas en la pared con los recuerdos de mis noches y dias. En ese caos que parecia escurrirse mi vida me encontraba placido quizas hasta feliz. Recoji unos bocetos a lapiz del suelo, amantes perdidas de noches que permanecian en el recuerdo de epocas, donde el alcohol apenas estaba entrando en mis venas y no parecia tener buen estomago para ello.

Me sente el balcon, y prendi un cigarrillo. La ciudad dormia alli abajo, y el fin de semana se mostraba aletargado en esas mañanas primaverales de fines de semptiembre. Desde aquella vista mi cabeza era un remolino incesante de imagenes, de historias que surgian de la nada y se hilaban por si solas. Conformando un plano de perfecta narrativa de sentido.

Claro, el problema era plasmarla en el papel.

Mire el boceto de aquel angel recostado en mi cama. Segui el sueño con mi imaginacion mientras dibujaba historias entre sus tatuajes. Aquellas marcas de vida que se relacionaban gritando lo que sus ojos me habia dicho la otra noche. Podia ver el camino de dolor en su cintura, diagramado en las estrellas que contorneaban sus caderas, los arabigos diseños que se perdian en su vientre, los paganos simbolos que marcaban su espalda. Aun el intricado diseño de su brazo se perdia armonico en su cuerpo. Formaban parte de ella, como si tan solo fuesen manifestaciones de su piel y no arte de la tinta de un extraño.

Un viento fresco se levanto de repente y el amanecer soleado se perdia entre una tormenta que amenazaba con arruinar el dia. Como una niebla nacida de un sueño. Senti unas manos tibias recorrer mis hombros y una aliento suave acercarse a mi oreja. No hubo palabras y aun no se necesitaban. Tan solo las dos mejillas unids sonriendo a escondidas, y mirando la ciudad despertar.

Pagana me recorrio con su brazos, una caricia suave, un abrazo que apenas perceptible llenaba mi cuerpo de sentimientos encontrados y a la vez placentero. Cerre mis ojos y me deje llevar por aquel instante, embelezado por la ternura.

No senti el momento que se alejo. Aun extasiado fue el frio de la brisa colandose por mi espalda desnuda lo que me desperto de aquel ensueño momento. Me di vuelta mirando hacia el living, esperando encontrarla alli, con su tasa de cafe en la mano, humeando y una sonrisa complice en los labios. Pero solo vi la puerta cerrarse y el rastro de su esencia revoloteando en el aire.

Todo lo que pense era en seguirla y aun asi no me movi. No sabia el ritual, no conocia aquella danza y aun asi, la bailaba con la inconciencia. Sonrei unos momentos. Con melancolia o quizas con Felicidad.

Entre y puse la cafetera a funcionar de nuevo. Me sente en el sillon y puse el boceto sobre todos los papeles y borradores. Que podia pensar? nada pues esas fugaces horas eran una eternidad casi imperceptible de mi mente, y podia arrastrarme a sentir y analizar el momento, pero no era necesiario. Sabia que habia formas de expresarlo. Abri mi notebook sobre la mesa de cafe y comence a escribir.

Quizas fueron un par de horas. no puedo precisarlo pues mis manos parecian volar sobre el teclado en una orgia de creativadad que moria en cada letra, y bocetos, imagenes mentales se refljeaban en la punta de mi lapiz.

Un frenesi un torbellino parecia consumirme completo entre las letras de mi creatividad y la esencia de Pagana latiendo sobre ellos, el boceto de la ruta de su piel haciendo eco a mis sueños.

sábado, 11 de septiembre de 2010

Dejando el alma

Y acabo de dejar mi alma colgada en las puntas de unas lanzas, que sin piedad desgarran su esencia. Allí esta también el corazón desangrado, seco, agotado de los caminos de una vida, pues desvivo y aun sangre negra tinta. Y muero, y desfallezco en tantos rincones oscuros. Y aun el destino se despide, se evade como una tortuosa serpiente de desvelos incalculables.


Porque mis palabras hablan la verdad, en este cuerpo marchitado de insomnio. En habitaciones que el sol teme entrar, dejando la melancolía desgarrada en un rincón. Donde esta esencia mía se debate en cuerpos desconocidos, en almas desvanecidas, en mentes tristes. Es esta pelea que refuerzan heridas, que recuerdan lo sutil de tus ojos, la memoria de un instante tan fugaz que se cuentan los latidos de tu corazón en pequeños instantes de pura gracia.


Pero allí deje mi esencia, mi alma desganada, esclava de fronteras sin destino, de lejanos pasos. Allí quedo mi cuerpo, gastado de esfuerzo, del trabajo que es amarte y aun no poder tenerte. Porque los limites de esta locura se miden con la vara de lo extraño, de las distancias, de las peculiares fronteras que separan este destino. Y aun veo convertirte en cenizas a lo lejos como sueño que nunca fue y aun me aferro. Como suspiro que se pierde en el viento y aun llega a tus oídos.


Pero elegimos muerte. Elegimos el suplicio de estos cuerpos desvanecidos, de estas esencias que tratamos de enseñar, de estas personas que no pueden amar, donde tapamos con conveniencia la propia soledad. Y así caminamos distantes, conscientes y aun juntos, en los rincones profundos de nuestro corazón, anhelantes envejecidos. Yo lo sé, lo leo en tus ojos, sabes que esta esencia se esparce en nuestras venas desecas, en nuestro rostro bañado en lagrimas, en el escozor de amores que no encajan y dejan vacio y dolor.


Y aun así, aquí estoy, dejando mi alma torturada, para que en un momento la vengas a buscar.

martes, 10 de agosto de 2010

Encuentros de tu ausencia

Viaje en las esferas de tu sonrisa, amante que se esplaya en tu cuerpo maniatado, dueña de otros corazones de otras caricias y aun asi perdida entre mis labios.


Porque vagabundo de tus tierras sin deseos, amante de los tiempos que dedicas, soy un sutil murmullo en las olas de tu vida un amancer de oscuro desvelo en las pasiones anegadas. Y mirandote dormida en lo violento de tus sueños destilo esas sonrisas de esta pasion anegada, de ausencias de vida misma.


Y corres con miedo mirando mis paganos movimientos, piensas en el sepulcro de labios discordantes, y yo aqui vagando en el olvido, celibe mismo de mil cuerpos que acompañan estas noches oscuras que por vos se desgarran.


Puede esconderte en miles de derrotas, perderte en laberintos sin designios, morirte en los brazos conocidos, pero sabes lentamente que estos ojos te han vencido. Sabes bien que las mañanas despiertan solitarias en mi ausencia. Sabes bien que es mi alma la que te llama antes que perezcas.

sábado, 7 de agosto de 2010

Nocturnal -

Por el suave sabor sangre que se desliza en tus labios, el rojo rubí que enmarca tu sonrisa, en esta vampírica noche reinante, donde te pierdes suave en la brisa.

Y ajeno a este peligro, me seduce lo profundo, encarcelado en la marea de tu piel. en la esencia del aroma de tu cuerpo, no razona este alma mia donde se pierde en la oscuridad del anhelo,

Que pagan las caricias prohibidas, escondidas en una noche que parece eterna. Hijo de esta luna que ilumina tu blancura, ansiado peregrino de las estrellas que te encumbran.

Pues en la danza de tu cuerpo halle el deseo, tan profundo que desgarra mi ser, donde enmascara la sonrisa macabra cuando sacias tu sed en mi piel.