jueves, 5 de agosto de 2010

Mares de silencios

En Mares de silencios encontré la paz, en los ritos de pequeñas palabras ahogadas sin pensar. Miradas de dudosa vanidad, enriquecidas de la incredulidad de los días, de la propia belleza que nacía sin cesar, ella descansaba en su propia soledad.

Aun en los momentos que parecía llorar, sus lágrimas saladas no querían rodar. Estáticas evitaban molestar, la dulce melancolía que embargaba el lugar.

Así Pagana pasaba su noches. En las tremenda oscuridad. Y en el alba reinante se escondía a descansar.

Estos son los versos, la prosa de su pesar. De los caminos que al vagabundo lo guiaron sin dudar.

Puesto que los pases errantes que parecía dar, Todo lo guiaba hasta el pequeño altar, donde Pagana rezaba sin cesar.

De odas de antaño se parecen dar y aun si en embargo su historia no ha de terminar.

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